Coipú, Nutria roedora, Quiyá
Myocastor coypus, llamada comúnmente coipo, coipú, nutria roedora o quiyá es una especie de roedor histricomorfo propia del sur de Sudamérica, parecido al castor. Habita en diversos tipos de humedales. El coipo es también llamado erróneamente nutria, palabra se suele usar también para describir a las nutrias verdaderas (Lontra).
Es capturado para aprovechar su carne como alimento humano, pero en especial su piel, empleada en peletería. Por esta razón, se ha convertido también en una especie doméstica, al ser multiplicada en criaderos de todo el mundo, contando ya con múltiples variedades comerciales originadas de mutaciones. Algunos ejemplares de las granjas han logrado escapar y colonizar humedales próximos con singular éxito, expandiendo su población y afectando a nuevos ecosistemas que, a diferencia de los sudamericanos, no evolucionaron con la especie. Por ello está incluido en la lista de las 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Es un roedor de gran talla, pesa entre 4 y 10 kg. Alcanza 40 a 60 cm de longitud corporal, con una cola de 30 a 45 cm. Su pelaje exterior es en tonos marrón oscuros y brillantes, con una capa de pelo gris debajo. Presenta un parche de pelaje blanco en el hocico e incisivos anaranjados brillantes. sus ojos y orejas son de reducido tamaño. El áspero pelo superior recubre un vello inferior de considerable valor comercial. Tiene sus patas con membranas interdigitales; su cola es larga y escamosa. Es el roedor más grande de Chile.
Tiene una interesante adaptación a la vida acuática que consiste en la posición de sus mamas, colocadas a lo largo de ambos lados, en el dorso, de manera que la hembra nada mientras da de mamar a sus crías.
Es un habitante de las lagunas y esteros con abundante vegetación acuática. Ocupa ríos, lagunas, esteros y pantanos, donde se alimenta de vegetales, frutos y carnes.
Tiene poblaciones silvestres autóctonas en ambientes acuáticos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.
Su conservación no está amenazada aunque su expansión artificial por otras zonas del mundo puede suponer una amenaza para los ecosistemas que ocupa. Los coipos escapados de las granjas peleteras se han establecido en diversas localidades de Norteamérica, las Islas Británicas y gran parte de Europa occidental. En la península ibérica, su introducción proviene de escapes y sueltas desde granjas peleteras de Francia y Cataluña desde principios de los años 1970. Actualmente existen poblaciones localizadas en la vertiente atlántica (Valle de Arán en Cataluña; Soba en Cantabria; Ribera del Bidasoa en Guipúzcoa; Baztán, Valcarlos y ejemplares dispersos en la Cuenca del Ebro, en Navarra). También existen algunos núcleos de muy baja densidad en la vertiente mediterránea catalana (Sant Feliu de Buixalleu y Arbúcies, en el Montseny, en Gerona).
La expansión de esta especie invasora se limita a zonas donde no baja mucho la temperatura en invierno.
Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
Se puede reproducir durante todo el año. Las hembras alcanzan la madurez sexual el primer año de vida. Tras 19 semanas de gestación, nacen entre cinco y seis crías cubiertas de pelo. La lactancia dura ocho semanas aunque ya al nacer tienen los incisivos bien desarrollados y al segundo día son capaces de nadar.
Sus depredadores son la principal causa de muerte, junto con la caza y los atropellos. En libertad alcanzan los cuatro años de edad.